A lo largo de nuestra vida desarrollamos diferentes habilidades, hábitos y cualidades. Sin entrar en mucho detalle, todo aquello que desarrollamos deja una “huella” en nuestro sistema nervioso o simplemente queda registrado por el mismo. Existen infinidades de cosas que pueden quedar registradas. Tales como olores, sonidos, textos, movimientos e incluso nuestra propia postura. Y este último es aquello que quiero explorar en este blog.
Según “barnaclínic”, la propiocepción es la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta de todas las partes de nuestro cuerpo en cada momento.
Según “fisiofitnessbilbao.es” es el sentido que nos permite percibir la ubicación, el movimiento y la acción de las partes del cuerpo. Abarca un conjunto de sensaciones, incluyendo la percepción de la posición de las articulaciones y su movimiento, la fuerza muscular, y el esfuerzo.
Según tu servidor, la propiocepción es la “sensación de lo propio“. La capacidad de distinguir el posicionamiento de las diferentes partes de nuestro cuerpo.
Esta cualidad es un rasgo crucial en nuestra vida, ya que nuestro cuerpo es el vehículo por el cual vivimos todas nuestras experiencias. Ya sea sentado, acostado, parado o caminando, el reconocimiento de nuestros movimientos es un factor imprescindible para lograr un equilibrio en nuestro organismo.
Imagináte si quisiéramos construir una casa con una base desequilibrada. Si queremos seguir construyendo, eventualmente uno de los lados va a pesar mas que el otro y la construcción se va a desmoronar.
Por lo tanto, sería lógico que queramos corregir ese desequilibrio, para no tener problemas en el futuro.
Con nuestra postura pasa algo parecido. Si generamos un hábito que no favorece a la distribución equilibrada de nuestro peso, con el tiempo vamos a reforzar ese patrón e inevitablemente vamos a causar daño.
Y acá es cuando tenemos que tener en cuenta un fenómeno llamado “homeóstasis“
En palabras simples, la homeóstasis es el proceso por el cual el cuerpo busca encontrar un equilibrio.
Por ejemplo, cuando haces ejercicio, tus músculos aumentan la producción de calor e incrementa la temperatura de tu cuerpo o cuando consumís algo con azúcar, se eleva la glucemia.
La homeóstasis depende de la capacidad de tu cuerpo para detectar y oponerse a estos cambios y así preservar el sistema interno. En el caso de la elevación de la temperatura corporal, el cuerpo responde sudando y, con el exceso de glucemia, el cuerpo responde liberando insulina, la hormona que regula los niveles de azúcar en sangre. Esto es a lo que se llama “ciclos de retroalimentación negativa“.
La homeóstasis depende de estos ciclos. Si estos se ven afectados, se pueden producir enfermedades. Si usamos el ejemplo del azúcar en sangre, podemos hablar de una falla de producción de insulina que se traduce en la enfermedad llamada “diabetes“. Y si vamos al plano muscular, si nuestro cuerpo presenta un desequilibrio en la distribución del peso, entonces se pueden producir ciertas molestias o incluso dolores crónicos. Por supuesto, que todo depende de la intensidad y la duración del desequilibrio en cuestión.
Sea una molestia o un dolor crónico, la reparación de tejidos que se produce durante el sueño se va a ver afectada ante un desequilibrio. Y esto es lógico, ya que en vez de reparar los tejidos normalmente, se van a gastar más recursos en reparar un tejido que se vió más dañado. Pero con esto no espero que me creas, ni voy a dejarte una fuente de información abajo. Espero que lo experimentes, ya que la propiocepción es algo que todos pueden experimentar.
Experimento:
– 1° paso: Encontrá un objeto moderadamente pesado.
– 2° paso: Sostené ese objeto por 5 minutos con UNA mano.
– 3° paso: Descansá por 2 minutos.
– 4° paso: Sostené el objeto con ambas manos por 2 minutos. De preferencia, de manera que se distribuya mejor el peso entre ambas.
Hayas podido sostener el objeto por 2 minutos o no, es indiferente. Porque lo importante acá es que puedas reconocer la diferencia de dificultad y desgaste muscular entre las dos variantes, con el fin de entender el desgaste extra que implica un desequilibrio en la distribución del peso.
Ahora te invito a probar otra cosa. Paráte descalzo en alguna superficie que esté bien nivelada y sentí como está distribuido tu peso. Naturalmente vas a empezar a corregir el ancho y la posición de tus pies para que tu peso esté bien equilibrado. Eso mismo es la propiocepción. La capacidad que tiene tu cuerpo de reconocer donde está distribuido el peso de tu cuerpo.
Te invité a probarlo para que puedas sentirlo. Porque de eso se trata esta cualidad. Se trata de sentir. Lo cual, puede sonar múy obvio, pero en este mundo donde la información y los estímulos abundan, es fácil perderse de cosas tan básicas como la de reconocer cómo está nuestro cuerpo. Es todo cuestión de atención.
Es por ello que muchas personas recomiendan la meditación, ya que es una manera práctica de llevar nuestra atención a las sensaciones y no tanto a los pensamientos.
En futuras entradas hablaré sobre el fenómeno de la atención, ya que es algo muy importante a tener en cuenta. Pero para que puedas darte cuenta de su importancia, te invito a soltar el dispositivo con el cuál estés leyendo este blog, cierres los ojos y empieces a explorar tus sentidos. Fijate que podes oler, escuchar y sentir. Esa es la clave para desarrollar la propiocepción.
Eso es todo por ahora. Espero verte en la próxima edición de esta aventura Neurocientífica.
Fuentes:
Definición de propiocepción:
Definición de homeóstasis:
Khan Academy – https://es.khanacademy.org/science/ap-biology/cell-communication-and-cell-cycle/feedback/a/homeostasis
Sueño y reparación de tejidos: