Educación del Siglo XXI
Tod@s en algún momento u otro recibimos algún tipo de educación. Posiblemente hayas pasado por la educación preescolar, primaria y secundaria. Quizá incluso terciaria o universitaria. Tal vez ninguna o quizá no algunas de las que mencioné como “posibles”. Mientras puedas leer esto, a mi me basta. Con eso dicho, el motivo de este blog es el de cuestionar “¿Qué es la educación?”. Según la Real Academia Española, la educación es la introducción por medio de la acción docente o la acción y efecto de educar. Y para completar la definición, “educar” es desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales. Ahora bien, esto me hace pensar en preguntas como: “¿Es esto aquello que debemos aprender?” ,”¿Como podemos determinar cuales son los valores morales adecuados para adoptar?” o”¿Cuales son las facultades intelectuales optimas para aprender en nuestros primeros años de vida?”. Por supuesto que las respuestas a estas preguntas pueden variar según quién las lea, pero con el fin de incitar una reflexión al respecto, me gustaría compartirte mi visión ¿Aceptás leerla? Claramente si seguís leyendo estás aceptando de alguna u otra manera. Y con el fin de expresar mi visión, utilizo esa pregunta la cual expresa de manera práctica aquello que considero esencial para la pedagogía y, por lo tanto, para la educación. Y eso es la “atención“. “¿Qué tiene que ver la atención con aceptar leer algo o con la educación?” puede que te preguntes. Me inclino a decir que tiene TODO que ver y que incluso, son las bases de la pedagogía. Principalmente, para poder entender los conceptos que voy a desarrollar debes prestar cierto grado de atención. Y para poder incorporarlos, debes aceptarlos a cierta medida. Por eso es que te pregunté si estabas dispuest@ a leer mi visión. Para que no te sientas obligad@ a leerlas. Por lo tanto, si tengo tu atención y tu disposición a entenderme, es más probable que entiendas mi visión ¿No te parece? Me parece importante aclarar que no pido que aceptes ciegamente lo que estoy desarrollando. Al contrario, me gustaría que te lo cuestiones. Pero al invitarte a leerme, en vez de imponerme, te doy la chance de elegir. Lo cual siempre pudiste hacer y no es algo que yo pueda permitir, pero si vas a interactuar con mis ideas me parece crucial que sepas cuál es mi intención. Esto me lleva nuevamente a las bases de la pedagogía y para entender lo que digo vamos a hacer un pequeño ejercicio de imaginación. Contexto: Imaginate que estás en una reunión con tus amig@s y se arma un debate. Tod@s están escuchando como se desarrolla el mismo y eso hace que cada argumento pese mas. Si alguien dice algo errado va a quedar expuesto en frente a tod@s. Vos expusiste tu argumento y dos de tus amig@s, “T” y “L“, están en desacuerdo con lo que decís, pero hay una diferencia: “T” trata de convencerte. Expone sus argumentos de manera agresiva, denotando que siente que tiene razón y vos no. “L” desarrolla en detalle los argumentos de su pensamiento e incluso busca entender los orígenes del tuyo. Pregunta: ¿A quién le prestarías más atención? ¿A “T” o a “L“? Me inclino a decir que le prestarías más atención a “L“. Porque, como dije, “T” busca convencerte y nadie quiere ser vencido. En cambio, “L” toma un acercamiento más fructífero para el desarrollo del debate. Debo aclarar que veo los debates como oportunidades para compartir y construir ideas. Pero puede que algunas personas lo tomen como una oportunidad para medirse intelectualmente con los demás. Lo cuál puedo entender, pero simplemente no lo comparto. Dado que, como mencioné anteriormente, no creo que sea fructífero para el desarrollo de nuevas ideas. Sin embargo, puedo entender si elegirías prestar más atención a “T“, ya que puede que respetes más a las personas que están más determinadas y no tanto a las que buscan mediar. Con todo esto dicho, podrás ver como las personas tenemos cierto grado de preferencia a la hora de absorber información. Por lo tanto, aquella perspectiva que vayas a adoptar, integrar o aprender en el ejemplo, va a estar determinada por ella y, a su vez, determina donde está puesta tu atención. Y con esto dicho podemos corroborar la importancia de la atención a la hora de aprender o incorporar nuevos conocimientos. Recapitulemos un poco. Si nuestra atención es la base del aprendizaje, y la misma depende de nuestras preferencias, eso quiere decir que en base a nuestras preferencias vamos a aprender. Esto explicaría porqué much@s niñ@s no pueden prestar atención en las clases y porqué las personas eligen carreras diferentes. Todo depende de sus preferencias. Pero, en esta época donde la información abunda, puede ser difícil encontrar las nuestras. A diferencia de hace unos 50 años, cuando las opciones eran reducidas. Y mientras más atrás vayamos en el tiempo, más reducidas eran. En los orígenes de nuestra especie eramos cazadores o cadáveres. Por lo tanto, al haber menos opciones era más sencillo elegir. Y para ejemplificar sobre este fenómeno te pregunto ¿No te resulta abrumadora la cantidad de información que manejamos hoy en día? Desde plataformas hiper-dinámicas como Tik Tok e instagram hasta las innumerables páginas de Internet que afirman tener información “verídica”, hoy en día las opciones para buscar información, trabajos, pareja y otras incontables cosas son excesivas. En esta vorágine de estímulos, es lógico que te pierdas en ella. Y por lo tanto, es lógico que no puedas decidirte entre las infinitas opciones que ofrece la época moderna o que, por lo menos, te sientas moderadamente sobre-estimulado por ellas. Básicamente esto reduce tu capacidad de concentrar tu atención. Esto es muy sencillo de probar, ya que podemos ubicarnos en una sala llena de gente, música y olor a alcohol mientras intentamos estudiar los principios de la termodinámica. No va a ser lo mismo si estudiamos lo mismo en un lúgar con pocos estímulos ¿No crees? Y si estamos constantemente estimulados por cientos y cientos de vídeos, publicaciones,
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